1:57 a.m
llorar, vaciarte entero.
llorar de plenitud, de lo mucho que puedes llegar a querer, a sentir.
sumergidos en un mar de gotas saladas, que entrecortan el habla, que fluyen en pensamientos.
siento mucho para lo que tengo.
o no tengo todo lo que siento.
y tú, no lloras?
y aquella noche me acordé de ti. lo llena que me hacías sentir. la mirada tan cómplice, el secreto que nadie sabe, ese presentimiento de que habrá historia.
aquella mano tímida que se tumbada sobre mi regazo en plena película, sentados en la esquina de última fila. esas caricias que sabían a querer dar más, a que los dos estábamos a dispuestos a llegar lejos.
y aquella noche me di cuenta de lo que son las esperanzas. las esperanzas que al saborearlas, te dejan con el sabor en los labios, y nunca más.
como cuando saboreas algún plato en un restaurante y sabes que nunca más vas a comer nada igual, puedes pedir otra tanda. pero sería lo mismo?
eso es lo que me pasa ahora.
que pasa si repito?
prefieres quedarte con lo vivido o intentar resurgirlo?
...
berta miró
20 abr 2020
16 dic 2018
Un martes, un 18 de setiembre
No
quieras que nunca un escritor entre en tu vida. No dejes que se enamoren de ti.
Y mucho menos, no dejes que escriban sobre ti. Les harás daño.
Piensan más de
lo que imaginan. Y de lo que imaginas. Piensan más que actúan. Piensan más que
hablan. Y escriben más que piensan, imagínate.
Corrimos todo el Paseo de Lluis
Companys hasta llegar al semáforo que nos paró antes de alcanzar el Parque de
Ciutadela. Me detuve. Nos detuvimos. Sofocados. La respiración iba casi tan
deprisa como cuando te revolucionabas en la cama, aunque esa mirada era algo conocida, era la misma que fulminaba mi alma por las noches. No sabía si querías
matarme o darme un beso. Pero el rojo se adelantó en dar el beso al verde y
pudimos pasar sin distraernos, me quisiste dejar con las ganas.
El césped no
nos invitó a sentarnos, estaba recién duchado. La noche había dejado unas
lágrimas que el sol de hoy le había permitido hacérnoslas ver. No quisimos
buscar ningún porqué. Las palomas realzaban el vuelo cada medio minuto. No creo
que seamos nosotros los que las asustábamos. Se despejó un banco, enfrente del
lago. Fue el elegido. Te quitaste las gafas con cautela, haciendo notar que
significaba algo. Entré en el juego del cual tú decidiste empezar. Sin pensar
las cosas antes de actuar, raro de un escritor. Haciendo caso a los “Déjate llevar” de aquellos
íntimos que más conocían nuestra relación. Te acercaste y brillé. Me diste algún beso, suave, mientras susurrabas estupideces y palabras usuales de ti, aquellas que siempre
escucho pero nunca tomo en serio. El borde del banco empezaba a temblar cuando
un loro nos visitó, con un plumaje denso y bonito, verde y amarillo. Haciendo
un espacio íntimo un poco más sociable. Nos dio que hablar, el loro no se
llevaba muy bien con las palomas, nos prefirió a nosotros. Hasta nos posó para
alguna foto. El tiempo trascurría sin apenas darnos cuenta. El reflejo del Parque
en el lago es de aquellos cuadros sin imperfecciones. Las barquitas causaron un
toque especial. Un golpe de aire nos hizo levantarnos de aquel
banco. Rodeamos el lago, no recuerdo si me cogiste la mano pero estabas
algo juguetón. Me explicabas las mil historietas que tienes en este Parque. Apenas
recordarás este momento, pensé.
Parados en el semáforo que nos llevaba
a la estación de tren de Arco de Triunfo. Tú de espaldas al rojo, yo mirándote de
la manera que los semáforos quieren saber. Me acerqué, esperando que el beso
que le dio el rojo al verde volviese a suceder, pero invirtiendo los roles. Escuché esa carcajada tonta tuya, al ver que esta vez las ganas te las dejé yo a ti. Cruzamos el
paso de cebra, con el ticket en la mano. Aún quedaban algunos minutos para que
llegara el tren. Afortunados, pensé. O como siempre dices, suerte y fortuna.
En el andén ya esperando, apoyada con el pie en la pared, me rodeaste con los brazos, me miraste y me diste el beso que el semáforo se había quedado.
En el andén ya esperando, apoyada con el pie en la pared, me rodeaste con los brazos, me miraste y me diste el beso que el semáforo se había quedado.
26 ago 2016
Sin qué
Trenes sin destino, sábanas sin manchas y besos sin lengua.
Silencios sin suspiros, escribir sin leerte y pintarte sin lienzo.
Vestirte sin ropa, desayunos sin mañanas y olores sin aroma.
Horizontes sin infinitos, inviernos sin sol y pensarte sin dolor.
Respirar sin aire, música sin melodía y tiempo sin horas.
Poesía sin versos, velas sin fuego y temblar sin miedo.
Bolígrafo sin tinta, magia sin creer y cicatrices sin cenizas.
Mares sin agua, ojos sin miradas y noches sin luna.
Reír sin llorar, lluvia sin paraguas y un adiós sin palabras.
Reencuentros sin abrazos, citas sin planear y promesas sin jurar.
Silencios sin suspiros, escribir sin leerte y pintarte sin lienzo.
Vestirte sin ropa, desayunos sin mañanas y olores sin aroma.
Horizontes sin infinitos, inviernos sin sol y pensarte sin dolor.
Respirar sin aire, música sin melodía y tiempo sin horas.
Poesía sin versos, velas sin fuego y temblar sin miedo.
Bolígrafo sin tinta, magia sin creer y cicatrices sin cenizas.
Mares sin agua, ojos sin miradas y noches sin luna.
Reír sin llorar, lluvia sin paraguas y un adiós sin palabras.
Reencuentros sin abrazos, citas sin planear y promesas sin jurar.
Yo sin ti y tú sin mi.
24 ago 2016
Quieres o te quieren
Una vez en la vida, tienes que cambiar la vida de alguien. En ese
momento te darás cuenta, quien de verdad quieres que permanezca en tus días.
Pero tú sólo podrás cambiar la vida a una persona, pero alguien, también, te la
tendrá que cambiar a ti.
Rivalidad. Prioridad.
¿Te dejas querer o quieres
querer?
La elección viene de cada uno. Eliges. O cambias el mundo o te lo cambian a ti. O te dejas ir por tus sentimientos o los ordenas y conquistas a esa persona.
¿Has pensado en perder? Puedes
perder y solo tienes una oportunidad de cambiar una vez en la vida, repito.
Puedes perder a la persona sin querer y no volver a recuperarla jamás. La otra
persona que te puede conquistar, también la puedes perder.
La vida es un juego:
lo ganas o lo pierdes.
Y esta partida,
la perdí.
la perdí.
Autodestructivo
Me interrumpiste la vida. A la luz de la vela destapé una
realidad. Un matiz que me enseñó quien tenía que ser. Un recuerdo derramado en
la mesa con olor a café.
Amargo y adictivo, autodestructivo,
en algo se tenía que parecer a ti, incapaz de hacerme dormir.
Amargo y adictivo, autodestructivo,
en algo se tenía que parecer a ti, incapaz de hacerme dormir.
El horizonte se desvanecía al mirarte. Aún recuerdo el mar que
llevabas dentro. El silencio te desnudaba sin ganas. Gotas de placer como el
abril y sus aguas. Pero mientras, te dejabas arder contigo mismo. Una hoguera
intermitente, algo confusa.
O terminas de cumplir tu sueño o empiezas a echar de menos.
No dudes,
respira y camina,
el mundo te admira.
O terminas de cumplir tu sueño o empiezas a echar de menos.
No dudes,
respira y camina,
el mundo te admira.
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19 de abril
1:57 a.m llorar, vaciarte entero. llorar de plenitud, de lo mucho que puedes llegar a querer, a sentir. sumergidos en un mar de gotas sa...
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No quieras que nunca un escritor entre en tu vida. No dejes que se enamoren de ti. Y mucho menos, no dejes que escriban sobre ti. Les hará...
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